En un rincón
te cubre el poder de la nada.
La soledad te abraza
y es tu única companía.
Se oye el eco de la risa
del niño que fuiste,
eso mismo, que fuiste.
Conociste de cerca los columpios
y muy de lejos los abrazos.
conociste los subibajas
y llenaste de tierra tus brazos.
Fuiste fuerte en el pasa manos
y débil en el tobogán.
Siempre plasmaste tus lagrimas,
en un suelo de cristal.
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